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Mi clase se llama “Tribu de los dinosaurios” está formada por 16 niños y niñas de cuatro años. Son niños que están muy acostumbrados a escuchar cuentos ya que para ellos es prácticamente rutina diaria, su tutora aprovecha cualquier momento para contarles un cuento. 

Son niños con mucha imaginación, les gusta hacer preguntas y cuestionarse las cosas, tienen una mirada y gusto especial hacia la naturaleza, les encanta investigar el ciclo de la vida de los seres vivos y les llama mucho la atención el paso del tiempo asique he aprovechado esa motivación que tienen hacia la naturaleza y sus preguntas sobre el paso del tiempo para elegir el cuento, además da la casualidad que gusto hemos entrado en la primavera y eso me lo ponía más fácil. 


He elegido el cuento “Todo empieza con una semilla” a pesar de ser un cuento paraliterario. He pensado que como los niños están tan interesados en este tema el cuento les iba a gustar, además su maestra me lo recomendó. 
Lo he escogido porque es un cuento donde muestra todas las estaciones del año con el ciclo de la vida de un árbol en cuestión. Todo empieza con una semilla es un cuento muy llamativo, con unas ilustraciones increíbles y con unos textos no muy largos.

Al final de las tres estrategias me decante por la narración con libro, primero porque antes de contarles yo algún cuento me fije en como lo hacía su tutora y siempre usaba está estrategia. También me pareció que el libro que escogí si no usaba esta estrategia iba a perder el atractivo, ya que es un libro muy visual y con poco texto, tiene grandes ilustraciones que merecía la pena que los niños las vieran además así podían entender más al detalle la historia. 


Decidí narrarlo apoyándome de las imágenes como me explicaba el anexo. Como ya he dicho es un cuento con poco texto por lo que era fácil de aprendérmelo y más si me apoyaba de las ilustraciones. El libro me pareció tan bueno que preferí familiarizarme mucho con el texto para que no se perdiera la esencia. Al conocer la historia y sabérmela sabía cuándo debía hacer algún parón para interactuar con los niños mostrándoles alguna imagen con más detalle o gestualizando más para que captaran el momento. Por supuesto antes de contárselo a los niños me lo prepare en casa para conocer bien la historia y poder interactuar con ellos como ya he dicho. Cuando me lo prepare en casa me lo leí varias veces para mí, para familiarizarme con el texto y luego lo conté en alto como si se lo estuviera contando a los niños un par de veces más para saber que entonación poner, donde parar, donde añadir alguna frase, como coger el libro para que todos vieran las ilustraciones, ver si era mejor contarlo de pie o sentada, pequeños detalles para hacer el momento más especial. 


La verdad que me hizo ilusión preparármelo y estaba nerviosa para que todo saliera bien y que los niños lo disfrutaran. 


Lo conté al final del día, en el momento de la despedida, en la asamblea final que hacíamos todos los días. Aproveche ese momento ya que es cuando la tutora suele contarles el cuento y se encuentran todos sentados como los indios en la asamblea formando un circulo de manera que nos vemos todos las caras, no quería romper su rutina ya que contaba con un niño TEA en la clase.  
 
Antes de empezar la historia siempre cantamos una canción para entrar en ambiente y conseguir silencio al acabar la canción “Colorín colorado este cuento va a empezar, con dragones y princesas, con bosques encantados, colorín colorado este cuento va a empezar”. 


Le di importancia a la portada del cuento, se la enseñé y les mostré todas las semillas que aparecían, les dije el título, su autor y el ilustrador de esas imágenes tan bonitas que iban a ver, su tutora lo hacía siempre con todos los cuentos y me pareció una gran idea ya que así los niños van familiarizándose con lo que es un autor, un ilustrador, etc. 

Como todos los niños estaban sentados en círculo en la asamblea, yo me coloque de pie en el lugar donde todos podían verme a mí y al cuento. Como es un cuento que tiene un tamaño grande, con ilustraciones llamativas y de buen tamaño como para que puedan verlas todos los niños no tuve ningún percance, además tenía el cuento agarrado de manera que los niños veían las ilustraciones continuamente mientras yo iba contando la historia y movía el cuento despacio hacía los lados para que todos pudieran verlo con detalle.

Según leía el cuento hemos tenido alguna interrupción por parte de algunos niños, pero porque estaban metidos de lleno en la historia, uno decía ¡Mirar como las semillas del prado! y otro ¡Con esas semillas mi abuelo hace helicópteros! 


Gracias a esas interrupciones también han salido preguntas muy buenas como por ejemplo ¿Estáis seguros que estas semillas las vemos en el prado? o ¿Por qué las semillas hacen el movimiento de los helicópteros? Pregunta que han resuelto sin ningún problema contestándome que el aire con las ráfagas de viento las hace bolar y moverse como a las águilas. Al final del cuento en la parte de las características nos hemos enterado que el nombre de las semillas es helicópteros y les ha hecho mucha gracia.  


A lo largo de la historia también ha salido la palabra anillos del tronco, y no han dudado ni un minuto en preguntarme que era eso, gracias al material Montessori del aula he podido coger una pieza de un juego que da la casualidad que era un tronco partido y explicarles que son esos anillos que tienen los troncos de los árboles. 


Cuando he abierto el despegable han alucinado y he aprovechado para hacerles la pregunta ¿En qué creéis que se van a convertir esas semillas? Y por supuesto la mayoría han contestado sincronizados ¡En un árbol!

 
Las ilustraciones la verdad que me han dado mucho juego y cada vez que salía un insecto preguntaba que insecto era y si les gustaba, el niño con TEA es un apasionado de los insectos y era una manera de mantener su atención.


Al final del cuento después del despegable tan llamativo, viene una introducción donde explica la clase de árbol que es y alguna característica más del árbol, esta parte se la he leído y les ha parecido bastante curiosa, además nos ha dado juego ya que contaba características muy interesantes y con las que han surgido más preguntas, como por ejemplo, el cuento nos decía que las semillas del sicomoro crecen en racimos ¿Qué más crece en racimos?, los sicomoros pueden vivir 400 años y los niños me han preguntado ¿Qué número es ese? Y yo se lo he explicado y dibujado para que lo comprendieran y le dieran significado. 


Creo que he acertado con la historia y les ha gustado ya que dejamos el libro en el rincón de biblioteca y han sido varios los que han ido a verlo varias veces días diferentes y se lo han contado a su manera a los demás amigos. 


Si parecían ilusionados, no sé si era por la historia del cuento o porque la que contaba el cuento era yo, pero fuera por lo que fuera a mí me ha encantado. 


Como he contado el cuento cuando ya tenía un vínculo con los niños y mas confianza no me he puesto nerviosa y la verdad que no pensé que fuera tan divertido contar cuentos a los niños, alguna vez había contado algún cuento, pero no a un grupo tan grande y no es lo mismo ver como se lo cuentan que contárselo tú. Cuando te pones delante de todos ellos y ves sus caras de emoción, de miedo, de intriga, de sorpresa, no tiene desperdicio, te hacen vivir la historia y contarla con más emoción. 

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