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Me encuentro en la clase 4 años B “la caricia de un pájaro” del colegio Ángel Nieto. El porqué de este nombre os estaréis preguntando, pues os lo voy a contar. Al principio de curso hicieron un proyecto de esculturas y trabajaron al artista Joan Miró, decidieron quedarse con este nombre porque era la escultura que más les gustaba. Os dejo por aquí una foto de dicha escultura.

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Como os iba diciendo, en la clase en la que me encuentro los niños tienen 4 años, están en segundo de Infantil. En este cole el ratio profesor-alumno se encontraba en unos 25 niños por profesor, ahora en la actualidad, y por el tema de la pandemia se ha disminuido dicho ratio a 20 alumnos por profesor. 

La verdad, es que he echado en falta más horas de aproximación a la lectura, desde mi punto de vista considero que con una hora a la semana no es suficiente, los niños en estas edades tienen un gran poder de imaginación, y nosotros como futuros maestros debemos conseguir que sean capaces de explotarlo al máximo, sino lo hacen ahora que tienen 4 años, ¿Cuándo lo van a hacer?, ¿Cuándo tengan la mayoría de edad y estén a otras cosas? Sinceramente creo que deberían de estimularles un poquito más en lo al entorno de la literatura se refiere. Ellos en sí tenían imaginación, el problema que la imaginación que (por lo observado) han desarrollado es muy bélica, juegan a los vengadores, a ser militares, etc. Todos esos ámbitos les fascinan, pero desde mi punto de vista creo que se está perdiendo esa inocencia (magia, fantasía) que existía antiguamente cuando los de mi época veíamos películas Disney.

Por lo observado cuando he tenido un ratito para sentarme con ellos y hablar, he visto que en sus casas la lectura salvo por cinco o seis que se salvan, el resto no está habituado a leer con sus padres, están más habituados al visionado de películas que a la lectura en sí. Por el día del libro, sí que es verdad, que desde dirección (a los que estábamos de prácticas) se nos encargó que organizáramos un cuentacuentos. Al final hicimos una obra de teatro porque era mucho más visual para el amplio rango de edad que debíamos de abarcar, el mismo cuento debía de servir para 3 años y para 1º de primaria. Aquí hilo con lo anterior, aunque parezca que acercamos la literatura a los niños de esta forma, desde mi punto de vista, creo que les estamos acercando más una representación visual, que es a lo que está acostumbrados, que la literatura en sí. También he de decir, que los niños con los que estaba aún no sabían leer. 


El libro que escogí para realizar mi hora del cuento fue: Las princesas también se tiran pedos de Ilan Brenman y Ionit Zilberman de la Editorial Algar. Os dejo una foto para que veáis su portada y contraportada.

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Lo escogí porque aparte de parecerme interesante considero que hoy en día aún sigue existiendo mucho tabú en lo que a las flatulencias se refiere, también hay una faceta que es que tirarse pedos es algo malo o que está mal y entiendo que es necesario no crear esos tabús en los niños e intentar explicarles las cosas desde lo que la realidad se refiere. 

La estrategia que he utilizado es la narración con libro, es decir, conté el libro apoyándome en las imágenes. Cuando con anterioridad me leí el libro para prepararlo, observé que había bastante texto que se podía omitir y por ello escogí esta técnica. Además, las imágenes son bastante descriptivas y ayudan a los niños a situarse con respecto a lo que va ocurriendo en el cuento. Para poder realizar esta técnica, es necesario conocer la historia de antemano para después poder transmitirla con nuestras palabras. 

El proceso de preparación antes de contárselo a los niños fue divertido, primero lo leí en silencio para enterarme de la historia, después lo volví a leer en silencio pero como si existieran entonaciones en función del personaje que hablaba. Después procedí a grabarme con el móvil mientras lo leía en voz alta, al escucharlo pude observar cómo me trababa en alguna partes, estas en las siguientes veces que volví a leerlo en alto las cambié, hasta que al final me quedé con una de las tantas versiones que realicé. Todo esto, teniendo el cuidado de no cambiarle el sentido al cuento. Como último ensayo, practiqué la noche anterior, cuando observé que mi padre se había acostado, me acerqué a su cama, le hice apagar el móvil, (ya que estaba mirando YouTube y no me hacía mucho caso) y procedí a narrarle el cuento. La verdad es que le gustó bastante y me dio su visto bueno. También preparé un breve cuento-fórum del que luego os hablaré.


Al día siguiente aproveché la hora semanal de aproximación a la lectura que tenían y les conté el cuento. Esta hora habitualmente la realizan en clase, y como el cole aún está en obras, no hay mucho espacio que digamos. (Con deciros que solo pueden salir un día a la semana al recreo…) Comencé colocándoles en asamblea, en semicírculo, de tal forma que todos pudieran visualizar las imágenes del cuento. 

Comencé enseñándoles las portada y leyéndoles el título del cuento, esto suscitó varias risas pero logré captar su atención. Hubo algún cometario que otro, como por ejemplo, ese libro le tengo yo en casa, o uno que me resultó curioso y que luego hablaré de él, fue el de una niña que dijo: No, pedos no, y lo dijo en un tono entristecedor. Luego intenté crear un ambiente distendido y relajado usando una fórmula para comenzar con la narración del libro, esta fue, Abracadabra, pata de cabra, prepárate cuento para que te abra… 

Una vez que dije esas palabras, los niños comenzaron a escuchar atentamente, es cierto que alguno las repitió, pero eso me dio pie a pensar que habían entrado en mi narración y que estaban dentro del clima que había creado, es decir, en ese momento no existía nada más, era el cuento y una voz de fondo que narraba la historia. Comencé la historia y según iba cambiando de personaje iba utilizando una entonación u otra, es decir, para el padre un tono de voz distintivo del de la hija y otro a su vez distinto para el narrador. A la vez que enseñaba las páginas con sus ilustraciones, iba narrando la historia. De esta forma me daba tiempo a realizar dos barridos con el cuento para que así todos pudieran observar las imágenes. A medida que iba avanzando la historia, alguna risilla se oía, esto lo motivaba la palabra pedo que se repetía en varias ocasiones a lo largo del libro. Para mi asombro, no hubo más interrupciones a lo largo de la narración, algún comentario u otro de alguna princesa pero poco más. Para finalizar el cuento, acabé con la fórmula que más me ha gustado siempre, colorín, colorado, este cuento se ha acabado.


Os dejo por aquí una imagen de cómo estaban colocados mientras les narraba el cuento. La foto es la portada del regalito que me hicieron el último día de mis prácticas, es un bloc de dibujos en el que todos participaron.

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A continuación, procedí con un cuento-fórum muy cortito, porque casi era la hora de irse a casa y los niños tenían que pasar antes por el baño a lavarse las manos y demás quehaceres. Algunas de las preguntas que les hice fueron: 

  • ¿Os ha gustado el cuento? ¿Qué parte es la que os ha gustado más y que parte menos?

  • ¿Conocíais la verdadera historia de Cenicienta, Blancanieves y la Sirenita?

  • ¿Conocíais el cuento?


Como estaban con el proyecto del cuerpo humano, añadí estas preguntas:

  • ¿Sabéis lo que es una flatulencia? ¿Qué os parecen los pedos?

  • ¿En relación con el cuerpo humano que habéis entendido?

Para finalizar, quise hacerles estas preguntas:

  • ¿Qué habéis aprendido de este cuento?

  • ¿Qué ideas, valores, aprendizajes personales hemos aprendido para nuestra vida real? 

Como la segunda era un poco más compleja, hice una mezcla entre ambas, y la verdad es que supieron defenderlas a la perfección.

Algunas de sus mejores respuestas son: 

  • Las princesas se pueden tirar pedos como los chicos.

  • Lo que más me ha gustado del cuento es el pedo. 

  • Lo que más me ha gustado es que se tiraban pedos.

  • Blancanieves comía tanta comida que por eso se tiraba pedos.

  • Todo el mundo se tira pedos. 

  • Me ha gustado el pedo de la Sirenita y el de Blancanieves.

  • Me ha gustado todo.


La verdad, que el cuento-fórum fue bastante divertido, y sus respuestas muy graciosas. Desde mi punto de vista, sí que se sintieron identificados, una de las respuestas que más me gustó es la de que las princesas se pueden tirar pedos como los chicos, ahí el niño te está diciendo que él también se tira pedos y que al menos él lo tenía normalizado. En cambio, tenemos a la niña que os comentaba al principio, que nada más leer la portada, dijo: No, pedos no. (Con tono entristecedor) Es importante, como comentaba anteriormente, normalizar los sonidos y olores que pueda emitir el cuerpo, de esa manera conseguiremos no crear tabúes alrededor de los niños y vivirán más felices. Esto desde la escuela lo podemos llevar a cabo, pero los maestros tenemos como tarea fundamental hacerles entender a las familias que no deben crear tabúes a sus hijos, que dichos tabúes muchas veces son más perjudiciales que beneficiosos a futuro.

Como tema especial ha salido el tema de las flatulencias, aunque no era de extrañar, ya que, el libro trataba de eso, se ha convertido en el tema fundamental, más que nada, porque los niños aún no tenían asociado el pedo/flatulencia como algo normal que el cuerpo emite cuando tiene aire en su interior. 

En mi caso no me han vuelto a pedir que cuente el mismo libro, pero sí que me han pedido que les contara otro distinto, es normal, los niños necesitan evadirse, necesitan imaginar, y como decía al principio, una hora de aproximación a la lectura a la semana me parece muy poco, necesitamos que los niños no pierdan ese poder tan grande que llevan en su interior, su imaginación, si nosotros los maestros no alimentamos su imaginación, ¿Quién lo va a hacer? Los padres muchas veces no tienen tiempo, y como mucho podremos darles pautas y motivarlos, pero desde el aula podemos conseguir que esa imaginación que tienen nunca se apague y sean capaces de soñar despiertos.  

Alguna de las sensaciones que me he podido llevar y que he relacionado con este proyecto de los sentidos, ha sido por ejemplo, cuando he empezado a narrar, estos estaban super emocionados y nerviosos, estaban deseando que les contara el cuento, y es impresionante ver como cuando empiezas hay bastante alboroto, y a los cinco segundos de comenzar notas el silencio que se ha creado, como todos están atentos a tus palabras, están atentos al sonido que emiten las hojas del cuento al desplazarse, ves como observan con sus ojos esas imágenes que les transportan a la historia que estás contando, notas como de repente entra una suave brisa por la ventana y hueles que la primavera ya ha llegado, ese típico olor de las flores cuando están con los pistilos al aire… 

Es cierto que cuando comencé a narrar el libro, estaba bastante nervioso, me estaba enfrentando a una prueba de fuego, era la primera vez que narraba un cuento y más aún para 20 niños a la vez. Una vez que comencé me empecé a encontrar a gusto, y la verdad que el resultado así lo demostró, durante la narración hubo muy poquitas o casi ninguna interrupción, conseguí que se engancharan rápidamente a la historia y que fueran capaces de evadirse aunque solo fuera por unos minutos, una vez que finalicé el cuento, he de admitir que me quedé con ganas de más, me sentía tan a gusto que me hubiera gustado poder contar otro cuento aunque hubiera sido en otro día diferente, pero por circunstancias de horario no pudo ser, pero me lo llevo como aprendizaje personal, aunque una cosa te de miedo, no debemos dejarla para el final, quizá luego nos guste y no podamos repetirla. En definitiva, que para las siguientes prácticas, las cosas que más miedo me dé realizar en el aula serán las primeras que realice por si a futuro quisiera repetirlas que tenga esa oportunidad.

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